Editorial Pluma Dorada presenta: La Fábula de los Tres Cristales
En un reino encantado llamado Luminara, donde los ríos eran de plata líquida y los árboles susurraban secretos antiguos, había un viejo y sabio mago llamado Eldrin. Eldrin custodiaba tres cristales mágicos, cada uno con el poder de conceder un deseo. Estos cristales eran conocidos como el Cristal de la Sabiduría, el Cristal del Valor y el Cristal del Amor.
Un día, Eldrin decidió poner a prueba a los habitantes del reino para encontrar a quienes fueran dignos de recibir los cristales. Convocó a tres jóvenes con corazones prometedores: Ailén, una pastora bondadosa; Kael, un herrero valiente; y Lyria, una joven artista con un alma llena de amor.
Primero, Eldrin entregó el Cristal de la Sabiduría a Ailén. «Ailén,» dijo el mago, «este cristal te concederá el conocimiento que desees, pero úsalo sabiamente.» Ailén, con humildad, pidió aprender el idioma de los animales para poder cuidar mejor de su rebaño. El cristal brilló intensamente y su deseo fue concedido. Ailén no solo cuidó de sus ovejas, sino que también ayudó a otras criaturas del bosque, ganándose el respeto y el amor de todos los seres vivos.
Luego, Eldrin entregó el Cristal del Valor a Kael. «Kael,» dijo Eldrin, «este cristal te dará la fuerza que necesites, pero úsala con nobleza.» Kael deseó ser lo suficientemente fuerte para proteger a su aldea de cualquier peligro. El cristal respondió a su deseo, y Kael se convirtió en un guerrero formidable. Sin embargo, pronto comprendió que el verdadero valor no residía solo en la fuerza física, sino en la valentía de enfrentar sus propios miedos y proteger a los más débiles sin esperar nada a cambio.
Finalmente, Eldrin entregó el Cristal del Amor a Lyria. «Lyria,» dijo el mago, «este cristal te permitirá esparcir amor por donde vayas, pero úsalo con pureza.» Lyria deseó que su arte pudiera tocar los corazones de las personas y traerles felicidad. El cristal brilló con un resplandor cálido, y cada obra que Lyria creó irradiaba amor y alegría, uniendo a las personas y sanando corazones heridos.
Con el tiempo, Ailén, Kael y Lyria se convirtieron en figuras legendarias en Luminara. Ailén fue conocida como la Guardiana de los Bosques, Kael como el Escudo del Pueblo, y Lyria como el Corazón del Reino. Eldrin, satisfecho con los resultados, vio cómo los cristales habían encontrado a los guardianes adecuados.
Moraleja: La verdadera sabiduría, valor y amor no solo se encuentran en los deseos cumplidos, sino en cómo utilizamos esos dones para el bien de los demás. La grandeza se mide por el impacto positivo que dejamos en el mundo y en los corazones de quienes nos rodean.