Fábula: El Lobo y el Hada del Bosque

Editorial Pluma Dorada presenta: La Fábula del Lobo y el Hada del Bosque

Editorial Pluma Dorada presenta: La Fábula del Lobo y el Hada del Bosque

En el corazón de un bosque encantado, donde las flores brillaban bajo la luz de la luna y los arroyos cantaban melodías antiguas, vivía un lobo solitario llamado Fenrir. Fenrir era conocido por su fuerza y ferocidad, pero también por su soledad. Los otros animales del bosque lo temían y evitaban, creyendo que su corazón era tan frío como la noche más oscura.

Un día, mientras vagaba por el bosque en busca de alimento, Fenrir encontró a una pequeña hada atrapada en una telaraña de cristal. Era Althea, el Hada del Bosque, cuyo brillo iluminaba incluso los rincones más oscuros. Althea había sido capturada por las telarañas mágicas de una bruja malvada que deseaba robar su luz para siempre.

«Por favor, ayúdame,» susurró Althea con una voz suave pero desesperada. «Si no me liberas, la oscuridad caerá sobre el bosque y todos los seres perderán su luz.»

Fenrir, movido por un impulso desconocido, rompió las telarañas con sus poderosas mandíbulas y liberó a Althea. La pequeña hada, agradecida, le ofreció un deseo como recompensa.

«Fenrir,» dijo Althea, «puedes pedir cualquier cosa, y con mi poder, te lo concederé.»

El lobo, reflexionando por un momento, finalmente habló. «No quiero riquezas ni poder. Solo deseo encontrar un amigo que no me tema y que me acepte tal como soy.»

Althea sonrió y agitó sus delicadas alas. «Tu deseo es puro y noble. Será concedido.»

En ese instante, el bosque entero pareció cambiar. Los árboles susurraron secretos de antaño, y los animales, que antes huían de Fenrir, comenzaron a acercarse lentamente. Primero fue un pequeño conejo, luego un ciervo y finalmente una bandada de aves. Todos parecían haber perdido el miedo al lobo.

Pero lo más sorprendente fue que Fenrir encontró a una compañera inesperada: una loba llamada Luna, que también había vivido en soledad. Luna y Fenrir se entendieron desde el primer momento, sus corazones latiendo al unísono.

Con el tiempo, Fenrir y Luna se convirtieron en protectores del bosque, ayudando a Althea a mantener el equilibrio y la armonía entre todos los seres. La luz del hada brillaba más intensamente que nunca, y el bosque se convirtió en un lugar de paz y amistad.

Fenrir descubrió que la verdadera fuerza no estaba en su poder físico, sino en la capacidad de abrir su corazón y encontrar la conexión con otros. Juntos, Fenrir, Luna y Althea demostraron que incluso los corazones más solitarios pueden encontrar amor y amistad cuando se atreven a desearlo y a buscarlo.

Moraleja: La verdadera fortaleza no reside en el poder ni en la soledad, sino en la capacidad de abrirse a los demás y encontrar amistad y amor. Incluso aquellos que parecen más temibles y solitarios pueden encontrar la luz de la conexión y la compañía.

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